Neus González

Felicidad: ¿Se puede aprender a ser más feliz?

¿Se puede aprender a ser más feliz? Descubre en este artículo los dos tipos de felicidad según la ciencia: hedonismo y eudaimonía.

La felicidad es una de las grandes metas del ser humano, si algo tenemos en común las personas es nuestro deseo de ser felices.

La felicidad es lo que desean todos los padres para sus hijos.

¿Qué es la felicidad?

La Real Academia de la Lengua Española (RAE), define la felicidad como un “estado de grata satisfacción espiritual o física” y como “ausencia de inconvenientes o tropiezos”.

Sin embargo, los investigadores y científicos proponen una definición más amplia y con más ingredientes que va mucho más allá de la ausencia de “problemas”, como la sensación de plenitud, y también relacionada con la autorrealización y el sentido de la vida.

Sonja Lyubomirsky, doctora en Psicología, graduada summa cum laude en Harvard, autora de La ciencia de la felicidadLos mitos de la felicidad, y editora del Journal of Positive Psychology, con evidencia científica como guía, define la felicidad como una experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena.

La felicidad se caracteriza por experimentar emociones positivas como alegría, sensación de bienestar, satisfacción y plenitud.

¿En qué consiste la felicidad?

La felicidad consiste en experimentar emociones positivas en mayor medida que emociones “negativas”. Ya hemos comentado en anteriores artículos cómo las emociones positivas nos dotan de recursos para afrontar adversidades y desarrollar resiliencia.

Se ha demostrado científicamente que las personas que experimentan un mayor número de emociones positivas disfrutan de una mejor salud, mejores relaciones personales y profesionales, tienen un menor número de conflictos y menores niveles de ansiedad y depresión. Determinadas características positivas y fortalezas humanas como el optimismo, la esperanza, el humor, la perseverancia o el valor, entre otros, actúan como barrera para los trastornos mentales.

La felicidad es buena para ti y para tu salud.

Felicidad y ¿dinero?

Solemos pensar que la felicidad está relacionada con el dinero, sin embargo, la ciencia ha demostrado que no existe una correlación directa. Es verdad que cierto nivel de bienestar económico para cubrir las necesidades básicas es importante, sin embargo, también es cierto que el dinero no da la felicidad. Si fuera así, las personas con mayores recursos serían más felices, y eso no es así. Todos conocemos historias de personas que han realizado grandes cambios en sus vidas acomodadas buscando sencillez y una vida más modesta, experimentando más plenitud y satisfacción y por el contrario también casos de personas en entornos socioculturales desfavorecidos con grandes dosis de optimismo y felicidad.

Puedes comprar una casa, pero no un hogar

No puedes comprar la salud.

No puedes comprar el amor.

La felicidad radica más en el ser que en el tener, y es muy importante desvincularla de las posesiones materiales, aunque la filosofía popular fomente esta idea con multitud de mensajes y refranes como “el dinero no da la felicidad, pero ayuda, tenemos que aprender a diferenciar el dinero y el placer de la felicidad.

No hay una fórmula magistral, ni a todos nos hacen felices las mismas cosas.

Mientras que unas personas se sienten felices con poco, otras parecen siempre insatisfechas.

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¿Existen diferentes tipos de felicidad?

Existen dos tipos de felicidad: hedónica y eudemónica (ya sé que es una palabra extraña y no suena especialmente bien, pero te animo a descubrir su significado si es un concepto nuevo para ti).

Hedonismo, la felicidad basada en el placer

Es la alegría que experimentamos cuando realizamos actividades gratificantes, basada en la búsqueda de placer y la estimulación de nuestros sentidos y emociones positivas.

Los momentos de diversión con amigos, disfrutar con una buena comida, ir a un concierto o al teatro, hacer un viaje, contemplar el atardecer… Sentirnos en un entorno agradable donde predominan las emociones positivas, con una mirada centrada en el presente y en el corto plazo, el aquí y el ahora, con emociones de alta intensidad.

Correspondería a los momentos agradables del día a día.

Es muy importante que cultivemos momentos de disfrute espontáneos, no necesariamente han de ser grandes cosas, disfrutar de un café, caminar descalzo sobre el césped, dar los buenos días sonriendo, acariciar a nuestra mascota o relajarnos con un libro pueden ser fuentes de felicidad hedónica.

Eudaimonía, la felicidad basada en el desarrollo personal

No todas las cosas que hacemos o situaciones que vivimos nos aportan una felicidad “inmediata”. De hecho, nuestras metas y propósitos pueden suponer incluso un esfuerzo en el corto plazo, podemos experimentar emociones “negativas” (frustración, aburrimiento, desesperanza…).

Sin embargo, los pequeños avances, fruto del esfuerzo y la determinación que nos acercan a nuestras metas, suponen una fuente de satisfacción a largo plazo.

Esto sucede cuando nos esforzamos por conseguir algo que nos supone un desafío y requiere que seamos perseverantes y mantengamos viva nuestra motivación centrada en el propósito que nos mueve y que es importante para nosotros y nuestro desarrollo personal.

La felicidad que nos proporciona alcanzar nuestras metas

Una meta como aprender un nuevo idioma, ser constantes en la práctica de un deporte o aprendiendo una nueva habilidad, conseguir el título que anhelamos o aprobar un curso o una carrera, o indagar en nuestro propio autoconocimiento. Puede ser incómodo en el momento presente, pero significar mucho para nosotros, haciendo que nos sintamos orgullosos de los objetivos logrados a pesar de los obstáculos, esfuerzo y dificultades.

Representa la felicidad a largo plazo en base a nuestros logros personales.

¿De qué depende la felicidad? ¿Se puede aprender a ser feliz?

La felicidad depende no tanto de tus circunstancias personales, sino de las pequeñas acciones que realices día a día, de tu desarrollo personal y de tus propósitos.

La felicidad depende en gran medida de ti.

Sí, se puede aprender a ser feliz

Para conseguir una felicidad duradera hay que introducir algunos cambios permanentes que requieren esfuerzo y dedicación todos los días. Construir la felicidad requiere esfuerzo y constancia. Hay que trabajar por la felicidad: ni se busca, ni se encuentra.

La búsqueda de la felicidad es un mito, la felicidad no se encuentra, se construye.

La construyes momento a momento, día a día, con pequeñas acciones que dependen de ti mismo, de tu voluntad. Gran parte de tu felicidad está en tus manos.

Si necesitas asesoramiento para empezar a construir tu propia felicidad y no sabes por donde empezar, me encantará ayudarte. Porque invertir en tu bienestar emocional es invertir en tu salud.

¡Un abrazo!

Neus.

Neus González

Mi nombre es Neus González. Soy mamá y emprendedora, apasionada de la vida y del aprendizaje, muy curiosa y optimista por naturaleza, siempre veo el lado positivo de las cosas. Mis áreas de especialización son la inteligencia emocional, emociones positivas, fortalezas personales, optimismo, motivación, asertividad, autoestima, bienestar, felicidad y mucho más.

Licenciaturas y máster:

  • Licenciada en Psicología por la Universitat de Barcelona.
  • Máster en Inteligencia Emocional por la Universidad de Málaga. Laboratorio de emociones.
  • Máster en Psicología positiva aplicada (MAPPA). Universitat Jaume I.
  • Miembro de: Colegio Oficial Psicólogos Andalucía Oriental. Psicóloga colegiada.

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